Resulta que los hermanos Farrelly (responsables de joyas del cine arte como Loco por Mary y Tonto y retonto ) decidieron hacer una versión para la pantalla grande de Los tres chiflados, y en una de las decisiones más random de la historia de Hollywood, le ofrecieron los papeles de Larry, Moe y Curly a… Sean Penn, Benicio del Toro y Jim Carrey respectivamente. WTF?
Después de filmar Walter the Farting Dog (Walter el perro pedorro) con el debut actoral de los Jonas Brothers (les juro que no estoy inventando nada de esto), los Farrelly decidieron masacrar uno de los pocos bastiones de comedia auténtica que todavía seguía ileso. Con la premisa "¿A todos les gustan los Tres Chiflados? ¡Hagámoslos bosta, entonces!", estos dos trastornados están escribiendo el guión que ellos mismos dirigirán y estrenarán en el otoño boreal de 2010, siempre y cuando nadie con dos dedos de frente se los impida.
No obstante, más allá de las cuestionables dotes como realizadores de los Farrelly, nada dice más sobre las porquerías venenosas que deben estar fumando que el casting. ¿Cómo podría ser el guión de la película con Penn, Del Toro y Carrey como protagonistas? No hay manera de imaginárselo, pero por las dudas le ofrecemos una idea que podría funcionar a los directores, a ver qué onda.
Argumento: Tras comerse todas las tortas en una pastelería en la que trabajaba, Larry (Penn) se sube a un buque carguero que va a Mozambique huyendo del dueño que lo quiere estrangular. Vuelve tres meses después, conmovido hasta las lágrimas por la paupérrima situación económica de los hermanos africanos y decide militar en el Partido Obrero de Connecticut. Curly (Carrey) intenta alegrarlo haciendo morisquetas y tirándose pedos entre las 11 de la noche y las 6 de la madrugada, hasta que Moe (Del Toro) se harta, se toma una pastilla mágica que lo convierte en un tipo latino y grandote y le mete un corchazo en el entrecejo a los dos, al grito de "muerte a la oligarquía, viva Fidel". Funde a negro, fin.
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